Existen varias formas de medir la composición corporal. La composición corporal, separa el tejido magro del tejido graso.
La báscula de casa
Subes en ella, y el resultado que te arroja es la suma total de todos los componentes del cuerpo humano en forma de kilogramos, sin aislar nada, ni analizar nada, simplemente un número valido para nosotros mismo.
El IMC
Es un cálculo que nos ofrece como resultado una cifra, esta cifra nos envía a una tabla en la cual podemos leer en que estadio nos encontramos, desde delgadez extrema, normal o incluso indica parámetros de obesidad mórbida. Es un buen dato para tener referencias, pero poco más uso podremos darle por la ambigüedad de su naturaleza, así pues, no es un dato que indique casos particulares, sino es un cálculo más bien genérico.
Las básculas de bioimpedancia
Mediante impulsos electromagnéticos, analiza al detalle nuestra composición corporal, por el tiempo y la intensidad del retorno de estos impulsos, por lo que, ofrece datos verdaderamente interesantes: cantidad de grasas en el cuerpo, cantidad de masa magra, así como, peso total, IMC… todo ello tras una única medición. Pero, hay que seguir ciertas pautas previas las 24 horas antes de hacer la medición, por lo que, esta un tanto condicionada a ello, y en consecuencia, esto afecta a la precisión de sus resultados. Es buena opción, pero no la mejor, a excepción de máquinas profesionales de cifras no aptas para el bolsillo de la gente de a pie.
El plicómetro
El plicómetro es sin duda la mejor herramienta para hacer estas mediciones. Con un algoritmo sencillo que aplicaremos a los resultados sacados mediante las mediciones del plicómetro, podremos determinar qué porcentaje exacto tenemos tanto de masa magra como de masa grasa, tanto en kilogramos como en porcentajes.