Usar los productos correctos es clave para las personas propensas al acné. Lo más probable es que se necesite algo más que un tratamiento localizado, por lo que es necesario encontrar una buena rutina de cuidado de la piel propensa al acné que se adapte al 100% a todas sus necesidades.
Por ejemplo, una persona que se ocupa de una imperfección ocasional estaría bien usando solo un gel para el acné o un tratamiento localizado de vez en cuando, pero alguien que es propenso a las erupciones necesita invertir en un régimen completo que ayude en la prevención.
A la hora de seleccionar los productos es importante leer con detenimiento el etiquetado y los ingredientes que contienen. Entre los ingredientes clave para ayudar a combatir el acné se encuentran:
- Ácido salicílico
- Retinoides
- Niacinamida
- Aceite de árbol de té
- Ácido glicólico
- AHA y BHA
- Azufre
El resplandor
Una correcta rutina se basa en la limpieza e hidratación. Es importante seleccionar productos no abrasivos y evitar ingredientes como sulfatos que eliminen por completo el aceite que se encuentra sobre la piel y favorecen la irritación.
El sebo es la principal barrera protectora que cuenta el organismo para hacer frente a las agresiones externas y preservar su humedad. Eliminando todo el sebo lo único que se hace es empeorar el acné y dañar la piel.
Para reestablecer la barrera hidrolipídica y proteger al organismo, las glándulas sebáceas pueden reaccionar aumentando su actividad lo que empeoraría la afección.
Asimismo, la piel se encuentra completamente desprotegida y tiende tanto a inflamarse como a irritarse.
Además, es importante seleccionar productos no comedogénicos para el cuidado de la piel grasa.
Algunos ingredientes cuentan con un gran peso molecular que pueden llegar a ocluir los poros. En consecuencia, la suciedad se queda dentro almacenado y aparecen los brotes.
Algunas líneas de maquillaje incluso han comenzado a crear maquillaje específicamente para pieles propensas a erupciones y piel grasa.
No obstante, si se decide usar maquillaje es imprescindible siempre lavarse el maquillaje antes de acostarse.
Otra cosa a considerar es el protector solar. Las pieles grasas, al igual que el resto de tipo de pieles, necesitan utilizar un protector solar que evite los dañinos rayos UV.
En verano, debido al sol, las pieles grasas cuentan con una mejoría pasajera que después desencadena en un brote peor en otoño.
El sol, el salitre del mar… son elementos que secan el sebo por lo que la piel parece estar mejor. No obstante, suelen tender a la deshidratación y las glándulas sebáceas luchan para reestablecerlo.
Cuando el sol deja de brillar en otoño, la piel tiene que volver a equilibrarse y ese exceso de sebo se convierte en un problema mayor.
Dieta y hormonas
Este es probablemente el tema más complicado cuando se trata de manejar la piel propensa al acné. Si bien se puede controlar lo que se come, las hormonas prefieren marchar al ritmo de su propio tambor.
Los brotes hormonales generalmente (pero no siempre) ocurren en el mentón y la línea de la mandíbula y tienden a ser más profundos y más grandes que un grano normal.
Elementos como métodos anticonceptivos, el estrés, la edad y el estilo de vida están asociados con cambios hormonales importantes y es esencial hablar con un profesional para ver qué podría estar causando el brote.
No obstante, la dieta sí que es un elemento que se puede controlar personalmente.
Ahora se sabe que los alimentos con alto contenido de azúcares y productos lácteos no son los mejores para el cuerpo, y mucho menos para la piel, por lo que limitar o incluso eliminar estas cosas de la dieta puede ser un buen punto de partida.
Algunos alimentos que pueden desencadenar el acné son:
- Chocolate
- Comida rápida
- Algunos carbohidratos (pasta, arroz blanco, panes blancos)
- Leche
- Helado
- Azúcar y alimentos procesados
- Queso